que hay de los que leen en voz baja
en la soledad de sus habitaciones
leen lo que escribieron sin esperar nada a cambio
susurrando palabras que nadie escuchará
en cuadernos que nadie leerá
palabras que quedarán encerradas
en papeles deteriorados por el tiempo
quizás perdidos o tal vez destruidos
palabras que quedarán encerradas
adornando las paredes y los marcos de las ventanas
quiero entrar a todas esas habitaciones
y que se me peguen esas palabras
como imán con mi cuerpo atraparlas
y llevarlas afuera y dejarlas libres
que vuelen por las plazas
que viajen arriba de los perros
que se metan en los autos
y se peguen en los puestos de diarios
y que las gente se las lleve
y que la gente las escuche
y que la gente las entienda.
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