10 nov 2014
quisiera que no pase tanto tiempo sin escribir
que no siempre tenga que decir lo que siento
ser menos de piscis
que equivale a ser menos sensible
vivir siempre en esa recta
al final del barrio
donde se ven salir los aviones
y el cielo del atardecer es la mejor escenografía
y una botella sin etiqueta la mejor herramienta
volver media mareada pensando solo en las sensaciones
en la felicidad a corto plazo
el viento cargado de tierra y cobre quemado
quizás esté abierto el almacén y nos quede hielo
y anécdotas
no pienso en el lunes
si me preguntás
me encanta colgarme
y pensar que pasó con ese perro viejo
que estaba a la ida pero no a la vuelta
saber que las horas son infinitas
corriendo al lado del arroyo
tratando de mantener el equilibrio
contando cuantas cuadras faltan
para que se termine el pasto
y me pueda subir a ese techo
donde se ve todo más cerca
y más simple
puedo sentir que no necesito nada
ni ser alguien para nadie
escuchar la música de los parlantes de ese patio
en el que comen de todo
mientras yo escarbo mi bolsillo
y saco algunos cereales de la tarde
mientras pienso que al final me olvido
de todas esas nuevas recetas que me enseñaron
y las películas que me recomendaron
por no anotarlas
y que por días como estos
no escribo tan seguido
entonces escribo sobre días como estos.
que no siempre tenga que decir lo que siento
ser menos de piscis
que equivale a ser menos sensible
vivir siempre en esa recta
al final del barrio
donde se ven salir los aviones
y el cielo del atardecer es la mejor escenografía
y una botella sin etiqueta la mejor herramienta
volver media mareada pensando solo en las sensaciones
en la felicidad a corto plazo
el viento cargado de tierra y cobre quemado
quizás esté abierto el almacén y nos quede hielo
y anécdotas
no pienso en el lunes
si me preguntás
me encanta colgarme
y pensar que pasó con ese perro viejo
que estaba a la ida pero no a la vuelta
saber que las horas son infinitas
corriendo al lado del arroyo
tratando de mantener el equilibrio
contando cuantas cuadras faltan
para que se termine el pasto
y me pueda subir a ese techo
donde se ve todo más cerca
y más simple
puedo sentir que no necesito nada
ni ser alguien para nadie
escuchar la música de los parlantes de ese patio
en el que comen de todo
mientras yo escarbo mi bolsillo
y saco algunos cereales de la tarde
mientras pienso que al final me olvido
de todas esas nuevas recetas que me enseñaron
y las películas que me recomendaron
por no anotarlas
y que por días como estos
no escribo tan seguido
entonces escribo sobre días como estos.
qué onda con los poetas ocultos?
que hay de los que leen en voz baja
en la soledad de sus habitaciones
leen lo que escribieron sin esperar nada a cambio
susurrando palabras que nadie escuchará
en cuadernos que nadie leerá
palabras que quedarán encerradas
en papeles deteriorados por el tiempo
quizás perdidos o tal vez destruidos
palabras que quedarán encerradas
adornando las paredes y los marcos de las ventanas
quiero entrar a todas esas habitaciones
y que se me peguen esas palabras
como imán con mi cuerpo atraparlas
y llevarlas afuera y dejarlas libres
que vuelen por las plazas
que viajen arriba de los perros
que se metan en los autos
y se peguen en los puestos de diarios
y que las gente se las lleve
y que la gente las escuche
y que la gente las entienda.
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